Desde que se implementó el cepo cambiario en
su versión más rigurosa, octubre de 2011, las reservas internacionales lejos de
recomponerse han experimentado una caída de u$s 10.330 millones.
En septiembre
de 2011 las reservas eran de u$s 48.628 millones,
mientras que actualmente se ubican en u$s 38.298, lo que representa una
disminución del 21.2%.
Lo que se advierte a lo largo de este periodo
es que si bien el cepo cambiario redujo de manera importante la fuga de
capitales, con el transcurso de los meses operó también como barrera para el
ingreso de nuevos fondos provenientes del exterior. Es decir, si bien los
controles cambiarios permitieron reducir la salida de dólares con fines de atesoramiento,
implicó también una notable reducción del escaso financiamiento externo, no
sólo para el sector privado sino también para el sector público proveniente de
organismos internacionales
Esto se observa si se analiza la evolución del balance cambiario en el primer trimestre del año, donde se registra un deterioro en la
Cuenta Corriente derivado tanto del intercambio de bienes como de servicios.
Por un lado, la importante caída del superávit
comercial como consecuencia de un
crecimiento menor de las ventas externas e importaciones que crecen a mayor ritmo influenciadas fuertemente por
las necesidades energéticas. Por otro, la cuenta de servicios deficitaria en u$s
2.186 millones explicado fundamentalmente por el sector turismo. Ocurre que a
pesar del encarecimiento del dólar turista –incremento vía recargo del 20%- la
demanda de dólares oficiales con estos fines no sólo no se detuvo sino que por
el contrario se incrementó, en tanto que las divisas del turismo internacional
ya no engrosan como antes las arcas oficiales puesto que se cambian por pesos
en el mercado informal.
Este cuadro de situación encuentra presiones adicionales
que son el pago sistemático de
los vencimientos de deuda en moneda extranjera –privada y de organismos-
mediante el uso de las reservas –ante la inexistencia de superávit fiscal
primario- y la permanente sangría de los
depósitos en dólares del sistema financiero.
Como puede advertirse, las restricciones
cambiarias –acceso al mercado- y la
ampliación de la brecha asociada, no han resultado efectivas para recomponer
las reservas del Banco Central.
Si bien el nivel de reservas aún es razonable, comparado con otros momentos de la
historia económica del país, preocupa esta
tendencia declinante y urge su reversión. El control de cambios no lo ha
logrado.
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